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Doctora Claudia Sheinbaum Pardo

Presente.- La contaminación

Sea usted bienvenida, Presidenta Claudia, a estas tierras del estado de Nuevo León, a su área metropolitana de Monterrey, que en principio de tiempos fundacionales, del Nuevo Reino de León, de hace más de 400 años, fueron conocidas como el Valle de la Extremadura, nombre en referencia a las tierras muy semejantes por composición ecológica y desarrollo de actividades productivas, a las de Extremadura, España.

Historia y riqueza del Valle de la Extremadura

El rico Valle es señalado por el Acta de fundación del 20 de septiembre de 1596, por sus bondades ambientales, amén de las referencias de cronistas de la época y “Oidores” de la Nueva España. Además, lo caracterizan en sí los escurrimientos hídricos de muy diversos ríos y arroyos procedentes de la Sierra Madre Oriental (hoy Parque Nacional Cumbres de Monterrey, “la gran fábrica de agua” de la entidad), que permitían una rica plataforma de “Pastos Siempre Verdes”, flora y fauna muy diversa e inclusive, sólido sostén de numerosos pueblos cazadores-recolectores, con un nomadismo territorial muy singular.

Desde esos tiempos, la huella humana del conquistador y colonos de unas 30 familias venidas de la raya del Portugal, judíos sefarditas y sus esclavos, sobre la base de la avaricia y la codicia, de propios y extraños al Valle, se fueron apoderando de las riquezas del mismo y eliminado a la población indígena.

En poco tiempo, los “pastos siempre verdes” fueron la base para la atracción de 35 mil ovejas que Antonio Leal en 1635 (fundador de Cadereyta, Nuevo León), trajo del centro de la Nueva España. En principio, eran ganados trashumantes, donde en sí, los grandes propietarios de tierras y almas de las entonces entidades de Puebla (de los Ángeles), Querétaro y Estado de México, serían con sus ganados menores los primeros destructores de esa “gran pampa” que llegó a ser el asiento y cobijo de la hoy Área Metropolitana de Monterrey.

El impacto del pastoreo y la minería en el ecosistema

En 1715, había un millón cien mil ovejas y se procreaban 300 mil al año, además de otros ganados como el vacuno, asnal y caballar. Los “pastos siempre verdes” fueron devorados por ganados menores y mayores y actividades agrícolas para abastecer de materias primas, carne, cueros y bestias de carga a los minerales de Zacatecas y San Luis Potosí.

Como se decía en el Siglo XVII: “Nunca minas de fundamento hicieron maridaje con tierras labrantinas”. Las tierras del centro del estado de Nuevo León (hoy área metropolitana) eran la base productiva para la minería regional de centro y noreste del México colonial.

Los “pastos siempre verdes”, ante su pérdida por el sobrepastoreo y la fuerte agricultura que se impulsó para los minerales, fueron sustituidos por arbustos. Arbustos y bosques de las montañas circundantes al rico valle terminarían posteriormente de leña para la industrialización, tejabanes y muebles para la clase obrera desde el siglo XIX.

En el siglo XX y hoy siglo XXI, una industrialización y sus correspondientes actividades de servicios ya concentran a unos 6 millones de habitantes.

El saqueo a la Naturaleza del Valle, hoy lo pagamos todos…

Los polvos del Noreste y Noroeste de América del Norte, así como los polvos del desierto del Sahara, siempre habían llegado a estas tierras desde mediados de la última glaciación a finales de la estación de invierno.

El problema es que buena parte de ellos era capturada (amortiguada, en su presencia y respectiva contaminación) por esos “pastos siempre verdes” y esos grandes bosques circunvecinos al mencionado Valle.

Hoy, esos polvos del Norte vienen con la huella del antropoceno contemporáneo, procedentes desde las zonas industriales, petroleras, campos agrícolas y ganaderos, y de las dinámicas de pueblos y grandes metrópolis de los Estados Unidos de América, al este, centro y oeste del mismo gran país.

La contaminación del aire: un problema geopolítico

Por lo tanto, resolver el problema de la contaminación del aire metropolitano de Monterrey no es un asunto de control de sólo fuentes estacionarias o móviles en la entidad o de un modelo de desarrollo urbano de nuevo cuño de ciudad.

Tenemos dos terceras partes de los días del año con inversiones térmicas que convierten a la metrópoli en una verdadera “cámara de gases”. Hoy, más de la mitad de la población está enferma ante los últimos vendavales.

El problema se va a agudizar mucho más, ya que el pasado miércoles 12 de marzo el presidente Donald Trump desmanteló leyes ambientales que se habían venido implementando desde 1970 por la Agencia de Protección del Medio Ambiental (EPA), para protección de hombres y Naturaleza.

Por lo tanto, ahora estaremos expuestos a una mayor contaminación por la falta de controles muy diversos en la Unión Americana. También, por la llegada de polvos altamente tóxicos y escurrimientos de aguas contaminadas desde las montañas Rocallosas en la cuenca del bajo río Bravo.

Este río es uno de los principales abastos para el subsuelo de las montañas del Parque Natural Cumbres de Monterrey, principal “fábrica del agua metropolitana”, ya que de ella tomamos el 70 % del agua que consumimos los regios.

¡Auxilio, Presidenta!

Como diría Ricardo Flores Magón: “Sólo el Pueblo salva al Pueblo”, pero usted, como nuestra máxima representante y constructora principal del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, tendrá que aceptar que hay que revolucionar la manera de hacer las cosas en materia de salvamento, protección y reconstrucción ambiental del país.

En particular, de esta gran metrópoli del Noreste.

Hoy, la base de esta nueva óptica de salvamento de la vida humana y de los ecosistemas, por el Estado Mexicano y su Pueblo, tendrá que tener como pivote principal el partir ya no de orientaciones extractivistas, sino desde las enseñanzas de la propia Naturaleza.

Eso implica una reestructuración teórica y técnica de hacer ciencia vinculada a los procesos de la Madre Naturaleza.

¡Adelante, Presidenta!

La 4T tiene que cambiar la manera de remediar, regenerar y hasta replicar los procesos naturales.

Vamos contra reloj, nos queda poco tiempo para poder sobrevivir a esta etapa del Antropoceno que estamos padeciendo.

Sólo Pueblo y su gobierno, unidos a fondo –teórica y prácticamente–, podremos hacer grandes acciones de salvamento de Hombres y Naturaleza.

¡Venceremos!

Raúl A. Rubio Cano
Valle de la Extremadura, área metropolitana de Monterrey, Nuevo León, México.
A 20 de marzo de 2025.

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Jazmin M.I
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