Seis Años de Angustia para el Campo
Pascacio Taboada Cortina / Jorge Martínez Cedillo
Ciudad de México; 18 de marzo de 2025. La industria agroalimentaria en México está experimentando cambios significativos.
México ha atravesado más de seis años de angustia económica en su sector agroalimentario. Este período ha sido marcado por la falta de recursos financieros para productores agrícolas, pecuarios, agroindustriales y pesqueros. La situación se complica aún más por el persistente fenómeno de sequías que afecta a casi todo el país, limitando la productividad de los granos básicos. También afecta la distribución de alimentos derivados de la industria pecuaria, como carne, leche y huevo.
El Desvanecimiento de las Organizaciones Sociales Campesinas
Uno de los cambios más significativos en los últimos años es la desaparición casi total de las organizaciones sociales campesinas. Estas organizaciones han sido históricamente el pilar para la representación y lucha de los derechos de los productores rurales en México. Estos grupos, que solían tener un gran peso en la política agropecuaria del país, han desaparecido «de facto«. Sus antiguos dirigentes, que una vez fueron los representantes del campesinado mexicano, hoy se encuentran ocupando escaños en el Senado o la Cámara de Diputados. Estos dirigentes ahora están lejos de las preocupaciones del campo. De hecho, algunas de estas figuras que se alzaron como líderes de movimientos como «El Barzón» o «Deudores de la Banca» han pasado a ocupar posiciones políticas de alto perfil. Sus trayectorias les han permitido cambiar de bandos. Pasaron de ser líderes opositores a figuras políticas del actual gobierno.
La Crisis de los Precios en Alimentos Básicos
Además de la falta de apoyo estructural, los mexicanos, especialmente los de escasos recursos en zonas rurales y urbanas, enfrentan una preocupante inflación en los precios de los alimentos básicos. La tortilla, un alimento esencial en la dieta diaria de los mexicanos, ha visto su precio elevarse por encima de los 23 pesos por kilogramo. Mientras tanto, el precio del huevo fluctúa entre 48 y 52 pesos. Además, el litro de leche se encuentra en un rango de entre 25 y 31 pesos, dependiendo de su calidad.
El Maíz y las Importaciones Crecientes: ¿Maíz Transgénico?
Un tema particularmente alarmante es la creciente dependencia de México en las importaciones de maíz, un grano esencial para la producción de tortillas. El gobierno mexicano compra actualmente un promedio anual de 20 millones de toneladas de maíz. Gran parte de estas compras se destina a la industria pecuaria para la engorda de reses, cerdos, vacas lecheras y gallinas ponedoras. Aunque se desconoce si se trata de maíz transgénico o natural, la sospecha recae en que el maíz importado de Estados Unidos proviene principalmente de las áreas cercanas al río Mississippi. Esta zona cultiva utilizando fertilizantes y agroquímicos que afectan al medio ambiente y, a largo plazo, a la salud humana.
Es importante destacar que la zona de desembocadura del río Mississippi, en el Atlántico, ha sido víctima de una creciente contaminación. Hay una mancha de nutrientes tóxicos que ha eliminado casi toda la vida marina en la región. Este es un recordatorio de los efectos negativos que las prácticas agrícolas modernas pueden tener no solo en la salud humana. También afectan el ecosistema global.
El Déficit de Otros Cerealistas: Frijol y Trigo
El maíz no es el único grano que enfrenta una escasez en la producción nacional. El frijol, otro alimento básico en la dieta mexicana, presenta una brecha alarmante entre su demanda y producción. México demanda aproximadamente 3 millones de toneladas anuales. Sin embargo, solo produce la mitad de esa cantidad. Esto genera un déficit de alrededor de 1.5 millones de toneladas. Esta brecha en la producción de frijol pone en evidencia la vulnerabilidad del país a las importaciones, que afectan tanto al precio como a la disponibilidad de este esencial grano.
Asimismo, la industria de panificación en México depende en gran medida de la importación de trigo, con una demanda anual de 2.5 millones de toneladas.
La Desaparición de las Organizaciones de Productores
En el ámbito de las organizaciones de productores y campesinos, el panorama es igualmente sombrío. Las entidades que antes operaban como actores clave en la defensa de los intereses de los campesinos han desaparecido, dejando un vacío de representación.
A pesar de esto, los antiguos líderes de estas organizaciones han seguido su camino, convirtiéndose en figuras políticas. En algunos casos, han accedido a cargos de poder como senadores o diputados. Este giro en la trayectoria de los dirigentes de las organizaciones campesinas ha generado críticas. Muchos de los líderes que alguna vez lucharon por las causas del campo han abandonado su compromiso con los productores, priorizando sus intereses políticos.
La Falta de un Sistema Financiero para el Campo
Otro de los problemas más graves es la ausencia de un sistema financiero adecuado para apoyar a los productores del campo en México. Durante años, los gobiernos sucesivos no han logrado implementar una estructura que proporcione créditos y recursos suficientes para fomentar la autosuficiencia agrícola. Esto es especialmente perjudicial para los agricultores más pequeños y las uniones campesinas, que generalmente son los más afectados por la falta de apoyo.
El gobierno del General Lázaro Cárdenas fue uno de los pocos en la historia reciente de México que estableció políticas orientadas al fomento del campo. Sin embargo, en los últimos seis años y medio, la falta de recursos y el desinterés por parte de las autoridades han dejado a los productores mexicanos en una situación cada vez más vulnerable.
Reflexión Final: ¿Un Futuro Incierto para la Agricultura Mexicana?
Los más de seis años de crisis agroalimentaria en México han dejado al sector agropecuario en un estado de incertidumbre.
La falta de apoyo institucional, el aumento de las importaciones de productos básicos como maíz, frijol y trigo, y la creciente inflación en los precios de los alimentos han colocado a millones de mexicanos en una situación económica precaria. Sin embargo, la falta de un sistema financiero que respalde a los productores del campo y la desaparición de las organizaciones campesinas que solían defender sus derechos han dejado un vacío difícil de llenar.
Si México quiere asegurar su soberanía alimentaria y mejorar las condiciones de vida de sus productores, será necesario repensar las políticas agrícolas. Además, se deben proporcionar los recursos y apoyos necesarios para que los campesinos puedan continuar produciendo alimentos para el país. La incertidumbre persiste, pero es momento de hacer un balance y tomar decisiones para garantizar un futuro más prometedor para el campo mexicano.
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