Primer Informe de Sheinbaum

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Reflejos de la Política

Claudia T. Witrón 02/septiembre/2025


Logros tangibles y desafíos olvidados

Hubo un silencio especial en Palacio Nacional. No por falta de palabras, sino por el eco histórico que traía consigo el momento: por primera vez en México, una mujer en funciones como presidenta se dirigía al país en su primer informe de gobierno.

Claudia Sheinbaum habló sin aspavientos, con un tono sereno, sobrio, cargado de datos, pero también de simbolismos. Expuso cifras de reducción de la pobreza, avances en infraestructura hospitalaria, niveles aceptables de abasto de medicamentos y récords en inversión extranjera directa. Nada que no se esperara de un acto bien planeado. Pero lo más interesante no fue lo que dijo… sino lo que decidió no mencionar.


Lo que se reconoció con firmeza

• Reducción de la pobreza:
Uno de los puntos centrales fue la afirmación de que más de ocho millones de personas salieron de esta condición entre 2022 y 2025. Un logro que se articula con el reparto directo de recursos a más de 32 millones de familias, lo que sostiene el enfoque social de la llamada Cuarta Transformación.

• Avances en salud pública:
El compromiso de construir 31 nuevos hospitales y mantener un abasto del 90 % en medicamentos fue presentado como uno de los pilares del sexenio. Aunque la realidad en campo aún es desigual, el mensaje fue claro: el sistema de salud público será prioridad.

• Seguridad y justicia:
Se informó una caída sostenida en la tasa de homicidios dolosos y se habló de un nuevo modelo de justicia, en paralelo a una reforma judicial que busca renovar al Poder Judicial desde sus cimientos.

• Política exterior equilibrada:
Sheinbaum reafirmó una postura firme ante Estados Unidos, al tiempo que destacó los logros diplomáticos en materia de cooperación migratoria y extradiciones de alto perfil.


Lo que se evitó con silencio quirúrgico

• Zonas en crisis de violencia:
Ni una mención a lo que ocurre en Guerrero, Sinaloa o Chiapas, donde comunidades enteras viven bajo el yugo del crimen organizado. El informe omitió los datos sobre personas desaparecidas, una herida abierta que no cicatriza con cifras optimistas.

• Autonomía judicial en riesgo:
La reforma judicial fue anunciada como un paso hacia la renovación institucional, pero no se abordó la preocupación legítima sobre la concentración de poder desde el Ejecutivo. ¿Cómo garantizar una justicia independiente si los nombramientos clave podrían quedar en manos de una sola fuerza política?

• Economía dual:
Aunque celebró la entrada de inversión extranjera, el informe no reconoció que la inversión privada nacional sigue frenada. El desarrollo económico va a dos velocidades, y las pequeñas y medianas empresas siguen cargando con la incertidumbre estructural.


Lectura entre líneas

El discurso es hábil. Ofrece datos, cifras y promesas. Sostiene el relato de una presidencia ordenada y activa, donde los programas sociales avanzan y la obra pública no se detiene. Pero al mismo tiempo, suena a una narrativa construida para convencer, más que para confrontar lo incómodo.

Hay una lógica política clara: hablar de los aciertos para consolidar legitimidad, mientras se posterga el debate sobre los conflictos pendientes. La seguridad interior, la corrupción silenciosa en algunas delegaciones y la inequidad judicial siguen esperando su turno en la lista de prioridades.


El tiempo nos dirá la verdad

El primer informe de Sheinbaum es sólido en forma y prudente en fondo. Brinda una fotografía de los avances que muchos reconocen. Pero también deja vacíos que duelen: los temas que se evaden no desaparecen, solo se posponen.

La verdadera transformación no se mide por los aplausos del día del informe, sino por la capacidad del gobierno para nombrar aquello que duele, que incomoda, que exige soluciones más allá del discurso.

Sheinbaum inició su mandato con una ventaja histórica. Tiene credibilidad, apoyo social y la legitimidad de haber hecho historia. Ahora, la pregunta no es cuánto puede hacer, sino cuánto está dispuesta a enfrentar sin miedo. Porque gobernar también es mirar de frente a la oscuridad, no solo celebrar la luz.



La opinión de los editorialistas es propia y no representa la opinión de la revista.

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