Durante años, la Semana Santa ha sido vista únicamente como una pausa espiritual, vacacional o religiosa. Sin embargo, en términos macroeconómicos, representa un verdadero termómetro de la salud turística nacional y una de las fuentes de derrama económica más importantes del año para cientos de municipios.
El periodo vacacional de abril de 2025 no fue la excepción. Según datos de la Concanaco-Servytur, la derrama económica nacional superó los 300 mil millones de pesos, marcando un incremento del 9.1% respecto al año anterior. Un dato que no solo resalta, sino que plantea interrogantes: ¿estamos ante una consolidación del turismo interno como motor de crecimiento real? ¿O simplemente ante un efecto rebote pospandemia y de reactivación postinflación?
📈 Radiografía de una Semana Santa activa
De acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur), más de 14.7 millones de personas se movilizaron por todo el país. La ocupación hotelera promedio fue del 65.7%, con picos superiores al 90% en destinos de playa como Cancún, Riviera Maya y Los Cabos.
En la capital del país, la Ciudad de México registró una derrama económica histórica: $21,265 millones de pesos, impulsada principalmente por el turismo cultural, religioso y de eventos como la representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa.
🏝️ Destinos emergentes que consolidan presencia
En estados como Guanajuato, destinos como San Miguel de Allende reportaron una ocupación promedio del 36%, pero una derrama superior a los 2,703 millones de pesos. Lo que refleja que, incluso con menor ocupación, los turistas gastaron más, apostando por experiencias de mayor valor agregado.
Por su parte, Baja California Sur recibió más de 94 mil turistas, con una ocupación del 78% y una derrama de casi 475 millones de pesos, posicionando a este estado como una joya discreta del turismo médico, náutico y de lujo.
🛍️ Las MiPyMEs: el rostro real del impacto económico
Más del 90% del comercio turístico nacional está en manos de micro, pequeñas y medianas empresas. Y en Semana Santa, muchas de ellas superaron sus metas anuales en apenas 10 días, especialmente en sectores como gastronomía, transporte local, renta de hospedaje independiente, guías y comercio de artesanía.
Sin embargo, el desafío estructural persiste: la temporalidad. Muchas de estas empresas dependen exclusivamente de estos periodos vacacionales para equilibrar sus finanzas, lo que muestra la necesidad urgente de desestacionalizar el turismo nacional, diversificar la oferta y fortalecer los esquemas de financiamiento a negocios turísticos formales.
🧭 Una oportunidad estratégica para la política pública
Los datos de Semana Santa deberían servir de insumo para políticas de largo alcance, no solo para celebrar récords temporales. Los gobiernos estatales y municipales deben:
Fortalecer la promoción turística regional.
Invertir en infraestructura de movilidad y seguridad.
Apoyar la profesionalización del sector MiPyME turístico.
Incentivar la conectividad digital y aérea.
Además, es urgente que el gobierno federal implemente métricas sólidas para evaluar el impacto del turismo no solo en términos de visitantes, sino de bienestar, empleos formales y recuperación económica territorial.
✍️ El Turismo mueve la Economía
La Semana Santa 2025 dejó algo más que playas llenas y aeropuertos saturados. Fue una inyección económica silenciosa, que refleja el potencial productivo y social del turismo mexicano cuando existe coordinación, movilidad y seguridad. Es momento de que la política pública lo reconozca como lo que es: uno de los pilares estructurales del México que trabaja y se mueve, incluso cuando otros descansan.
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