Inflamación intestinal: por qué sucede y cómo aliviarla con una alimentación más suave y reparadora
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Mujer Informa 15/12/25
Cuando el sistema digestivo se inflama, el malestar impacta en todo el cuerpo: energía baja, pesadez, cambios en el estado de ánimo y una sensación constante de incomodidad. Las enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, pueden afectar de forma significativa la calidad de vida; sin embargo, pequeños ajustes en la alimentación y los hábitos diarios pueden ayudar a disminuir la irritación y apoyar la recuperación.
¿Qué sucede en el intestino cuando se inflama?
La inflamación del colon —explican especialistas en salud digestiva— ocurre cuando el tejido intestinal se irrita, se inflama y comienza a dañarse. Esta inflamación puede ser consecuencia de enfermedades crónicas, infecciones, episodios de estrés intenso o incluso de alimentos que el cuerpo ya no tolera bien.
Durante un brote inflamatorio, el intestino se vuelve más sensible y puede reaccionar con:
Dolor abdominal
Diarrea
Gases
Fatiga
Urgencia por evacuar
Por ello, además del tratamiento médico, la alimentación se convierte en una de las herramientas más importantes para calmar el malestar.
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Ajustes clave cuando hay inflamación en el intestino
Los expertos aconsejan que, durante los episodios de inflamación, la alimentación se enfoque en ser suave, fácil de digerir y baja en irritantes.
Algunas recomendaciones que suelen funcionar para muchas personas:
1. Reducir temporalmente la fibra
La fibra es saludable, pero cuando el colon está inflamado puede resultar irritante. En estos casos ayudan alimentos como:
Arroz blanco
Pasta simple
Pan blanco
Verduras cocidas
Frutas suaves y sin piel
Una vez que los síntomas disminuyen, la fibra se puede reintroducir poco a poco.
2. Elegir grasas más ligeras
Las grasas sólidas pueden ser difíciles de procesar cuando hay inflamación, por lo que se recomienda preferir aceites vegetales en pequeñas cantidades.
3. Revisar la tolerancia a los lácteos
Algunas personas desarrollan intolerancia a la lactosa durante o después de episodios inflamatorios. Si hay malestar, es preferible optar por alternativas deslactosadas o vegetales.
4. Mantener hidratación constante
La diarrea o las evacuaciones frecuentes pueden causar deshidratación. Tomar agua de manera regular, caldos y bebidas con electrolitos puede marcar una gran diferencia.
Tres alimentos que ayudan a aliviar la inflamación intestinal
Aunque no sustituyen un tratamiento médico, ciertos alimentos pueden aportar nutrientes clave, favorecer el equilibrio del microbioma y reducir la irritación del colon.
Alimentos fermentados
Yogur, kéfir, kimchi, miso y chucrut son ricos en probióticos naturales, microorganismos vivos que ayudan a:
Recuperar la microbiota intestinal
Reducir la inflamación
Mejora la digestión
Favorecer la regulación inmunitaria
Su efecto es especialmente útil en personas con inflamación crónica o sensibilidad digestiva frecuente.
Verduras de hoja verde
Espinacas, acelgas, kale y otras hojas verdes aportan:
Vitaminas A, C y K
Minerales como magnesio
Antioxidantes con acción antiinflamatoria
Cuando se consumen cocidas, resultan aún más suaves para el intestino y ayudan a reponer líquidos después de episodios de diarrea.
Proteínas magras
Las proteínas son esenciales para reparar tejidos, mantener masa muscular y generar saciedad. En caso de inflamación intestinal, las fuentes más amigables son:
Pollo o pavo bien cocidos
Pescado suave como salmón o tilapia
Huevos cocidos
Tofu
Mantequillas de frutos secos (en pequeñas porciones)
Además, las proteínas ayudan a evitar la pérdida de nutrientes que puede ocurrir durante un brote.
Otros consejos que ayudan día a día
Introducir la fibra nuevamente de forma gradual.
Comer porciones pequeñas varias veces al día.
Evitar alimentos muy condimentados, irritantes, fritos o altos en grasa.
Registrar qué alimentos causan síntomas para identificarlos.
Consultar siempre con un especialista para adaptar la dieta al tipo de inflamación.
La inflamación intestinal no solo se atiende en los momentos de crisis: la clave está en construir hábitos suaves, constantes y sostenidos que fortalezcan el sistema digestivo y, con ello, toda la salud general.
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