¿Te cayó mal la leche? Tal vez ya eres intolerante a la lactosa
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Mujer Informa 05/11/25
¿Alguna vez te tomaste un café con leche y sentiste que algo “te cayó pesado”? 😬 Si antes podías disfrutar sin problema de un vaso de leche o un postre cremoso y ahora sientes inflamación, gases o malestar, puede que tu cuerpo haya cambiado… y sí, puede que te hayas vuelto intolerante a la lactosa.
¿Por qué ocurre la intolerancia a la lactosa con la edad?
La lactosa es el azúcar natural de la leche. Para digerirla, el cuerpo produce una enzima llamada lactasa, que se encarga de descomponerla en el intestino. El problema es que, con el paso de los años, muchas personas dejan de producir suficiente lactasa. Esto sucede de manera gradual, sobre todo después de los 30 o 40 años. No es una enfermedad, sino un proceso biológico natural.
Los expertos explican que el cuerpo “aprende” que ya no necesita tanta lactasa si consumes menos lácteos, por lo que reduce su producción, generando síntomas como:
Inflamación abdominal o gases.
Dolor o cólicos después de comer lácteos.
Náuseas o sensación de pesadez.
Diarrea leve o cambios digestivos.
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¿Por qué algunas personas desarrollan intolerancia y otras no?
Todo depende de tu genética, tu microbiota intestinal y tus hábitos alimenticios. Algunas poblaciones (como las europeas del norte) han desarrollado más tolerancia a la lactosa a lo largo de la historia. En cambio, en América Latina, África o Asia, el descenso en la producción de lactasa es mucho más común.
Si de pronto descubres que tu cuerpo ya no reacciona igual, no te alarmes. La buena noticia es que puedes seguir disfrutando alimentos deliciosos, solo hay que hacer algunos ajustes.
Qué hacer si sospechas intolerancia a la lactosa
Observa tus síntomas. Si después de consumir leche, quesos o helados sientes molestias, es momento de tomar nota.
Prueba con productos deslactosados. Hoy existen versiones de casi todos los lácteos tradicionales, con la misma cantidad de calcio y sabor.
Apuesta por alternativas vegetales. Leches de avena, almendra, soya o coco son grandes aliadas.
Cuida tu flora intestinal. Los probióticos ayudan a mejorar la digestión y disminuir síntomas.
Consulta a un especialista. Un médico o nutriólogo puede confirmar la intolerancia con pruebas sencillas y orientarte sobre la mejor dieta para ti.
¿Y qué pasa con el calcio?
Una de las mayores preocupaciones al dejar los lácteos es mantener el consumo adecuado de calcio. Puedes obtenerlo de otras fuentes como:
Almendras y semillas de sésamo.
Verduras de hoja verde (espinaca, kale, brócoli).
Legumbres como garbanzos o frijoles.
Pescados con espinas blandas (como sardinas).
Aprende a escuchar tu cuerpo
Si tu cuerpo te dice que ya no procesa los lácteos como antes, escúchalo. Adaptarte a los cambios no significa privarte, sino encontrar nuevas formas de nutrirte y sentirte bien. 💚
La intolerancia a la lactosa no tiene edad, pero entenderla te permitirá disfrutar cada etapa de tu vida con bienestar y sin molestias.
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