Reflejos de la Política Por Claudia T. Witron 10/06/25
Hoy iniciamos una serie de 5 columnas bajo el título “El Costo Humano del Poder” en ella veremos las diferentes implicaciones que tiene la política migratoria de Trump desde diversos ángulos. Un enfoque distinto a la política actual. Te invitamos a leernos y comentar.
Trump vs Harvard: Un golpe al talento global y académico
La ofensiva migratoria del presidente Donald Trump ha dado un giro inesperado, apuntando ahora hacia los centros de educación más prestigiados del mundo. La reciente congelación de más de 2,200 millones de dólares en fondos federales a la Universidad de Harvard, sumada a la suspensión de visas estudiantiles internacionales, no solo ha sacudido al ámbito académico, sino que ha revelado una nueva fase en la estrategia de control migratorio: castigar al conocimiento extranjero para fortalecer un discurso nacionalista.
Apenas unas semanas después de asumir nuevamente el poder, Trump ha endurecido las restricciones para los estudiantes migrantes, afectando directamente a más de 6,800 alumnos internacionales de Harvard, entre ellos decenas de mexicanos, latinoamericanos, africanos y asiáticos. En paralelo, el Departamento de Estado revocó autorizaciones F-1 y J-1, paralizando investigaciones, cancelando estancias académicas y forzando traslados urgentes para quienes ya no pueden permanecer legalmente en EE.UU.
¿Por qué Harvard?
Harvard no solo representa el símbolo del prestigio académico estadounidense, sino también una institución que ha defendido abiertamente el derecho a la educación internacional, la ciencia global y la inclusión. Durante los gobiernos anteriores, su liderazgo fue clave en las demandas contra políticas antimigratorias. Ahora, es una de las primeras en pagar el precio por no alinearse al nuevo régimen.
El recorte de fondos ha detenido múltiples proyectos de investigación en salud, energía y tecnología financiados por agencias como los NIH, el Departamento de Energía y la NASA. La Harvard Chan School of Public Health, por ejemplo, dependía en un 59 % del financiamiento federal, hoy congelado.
Más allá de las cifras, este ataque afecta directamente a estudiantes reales. Mexicanos que estaban por graduarse, científicos colombianos que trabajaban en vacunas, investigadores africanos que aportaban en neurociencia: todos detenidos por una estrategia que busca, en palabras del propio Trump, “depurar las instituciones que promueven la agenda globalista”.
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Los estudiantes migrantes: nuevas víctimas políticas
Con la revocación de visas y la instrucción ejecutiva para limitar nuevos permisos, miles de estudiantes enfrentan el peligro de la deportación inmediata o la cancelación de sus estudios. Las universidades afectadas han activado protocolos de emergencia, pero el daño ya está hecho.
Este golpe no solo hiere a los estudiantes, sino a la imagen misma de EE.UU. como destino educativo. Cada año, miles de jóvenes del mundo apuestan por la preparación académica en territorio estadounidense. Hoy, muchos se replantean su elección. Y los efectos ya se sienten: las solicitudes internacionales a Harvard han caído un 18 % en los últimos meses.
¿Y México?
México no puede mirar hacia otro lado. En Harvard y otras Ivy League, hay estudiantes mexicanos que hoy están en riesgo: becados por organismos nacionales, promovidos por fundaciones o auto financiados por familias que apostaron todo por un futuro académico de excelencia.
Las consecuencias van más allá del ámbito educativo:
- Se frenan proyectos binacionales de investigación.
- Se interrumpen intercambios científicos y tecnológicos.
- Se rompen redes de migración legal y ordenada para jóvenes brillantes.
Y lo más preocupante: se envía el mensaje de que el talento extranjero ya no es bienvenido, ni siquiera en las aulas.
¿Medida legal o venganza política?
La Universidad de Harvard, junto a Yale y otras 16 instituciones, ha interpuesto una demanda federal contra el gobierno por considerar esta medida una “retaliación política”. Incluso jueces conservadores han emitido cautelares para permitir que algunos estudiantes regresen a clases mientras se resuelve el fondo legal del conflicto.
Pero la herida ya está abierta. La administración Trump no solo busca endurecer la migración ilegal, sino también desincentivar la migración académica, una de las más limpias, ordenadas y productivas del sistema.
¿Vale la pena esta medida?
El mensaje es claro: Trump no solo quiere cerrar las fronteras físicas, sino también las intelectuales. Al castigar a las universidades que promueven el pensamiento crítico, la investigación internacional y la inclusión, lo que se pierde no es solo talento, sino el alma académica de una nación que alguna vez fue faro de libertad intelectual.
La pregunta queda abierta: ¿vale la pena sacrificar a los mejores cerebros del mundo por una reelección?
¿Es justo usar a los estudiantes como herramienta de presión política?
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