La Combinación de Bullying Escolar y el Holocausto
Jazmín González 30/11/24
Es un melodrama azucarado que presenta una historia simplificada del bien y el mal, sin matices, y con una moraleja sobreentendida. La película se mueve entre la Manhattan contemporánea y una historia que ocurre en el pasado, en Francia. Dirigida por Marc Forster, y con un guion de Mark Bomback, la trama se basa en una novela gráfica escrita por R.J. Palacio, la autora de Wonder (Extraordinario), que dio lugar a una exitosa película en 2017. Esta nueva entrega se presenta como una precuela y secuela de la historia original, aunque el vínculo entre ambos relatos es débil y forzado.
La historia de Julian
En Alas blancas, regresamos con Julian (Bryce Gheisar), el antagonista de la primera película, quien, después de ser expulsado por maltratar a Auggie, se encuentra en una nueva escuela privada. A raíz de su castigo, Julian adopta una filosofía de vida que le dice: «No seas bueno, ni malo: no te hagas notar». Esta actitud lo lleva a no encajar en el grupo de estudiantes ricos y abusadores, y a ignorar a una chica «de etnia» y pobre que le propone unirse al Club de Justicia Social. La película da un giro cuando Sara, la abuela de Julian (Helen Mirren), lo visita para enseñarle una lección importante sobre la importancia de ser altruista. Ella le cuenta una historia sobre cómo un joven altruista le salvó la vida, lo que lleva a la película a una nueva dirección.
Un campo de escenario: la Francia ocupada por los nazis
La acción de la película se traslada a Francia, en 1942, donde Sara (Ariella Glaser) es una adolescente que desconoce la gravedad de la invasión nazi hasta que un batallón intenta apresarla junto a otros estudiantes judíos de su escuela. Solo ella logra escapar y se esconde en el altillo de la familia de Julien (Orlando Schwerdt), un joven también víctima de bullying, esta vez debido a las secuelas de la polio. A lo largo de la historia, Sara había ignorado a Julien, prefiriendo en su lugar al atractivo Vincent (Jem Matthews), un compañero que se convierte en colaboracionista nazi. Cuando Julien arriesga su vida para protegerla, su relación se convierte en una historia de amor en medio de la tragedia del holocausto.
El melodrama y la moraleja final
A medida que la película avanza, el desarrollo del melodrama azucarado se ve interrumpido por intervenciones de la Sara adulta, quien constantemente repite en frases simples lo que la película acaba de mostrar. Es ella quien refuerza la moraleja de la historia, que se vuelve cada vez más evidente en el interminable segmento final. Aunque el intento de vincular el bullying escolar con el nazismo puede parecer desproporcionado, no desentona con la simplificación de la trama, en la que no existen matices, solo personajes que representan el bien o el mal. Esta presentación despolitizada del bien y el mal como conceptos absolutos puede resonar con una mentalidad adolescente, pero probablemente genere una sensación de «cringe» en aquellos con más experiencia.
Un filme sin profundidad
En resumen, Alas blancas no logra alcanzar la complejidad ni el impacto de su predecesora, Wonder (Extraordinario). Su historia se siente superficial y carente de matices, con una moralidad simplista que, aunque puede conectar con un público joven, deja una sensación de insatisfacción en aquellos que buscan una trama más profunda y matizada.
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