🐶 Un sacerdote brasileño convierte su iglesia en refugio para perritos callejeros
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Mujer Informa 28/07/25
En Brasil, la fe camina de la mano con la compasión gracias al padre João Paulo Araujo Gomes, un sacerdote que está dando mucho de qué hablar en redes sociales por una labor tan amorosa como poderosa: rescatar perritos callejeros, brindarles albergue, atención médica y encontrarles familia… durante la misa.
Una iglesia que abre sus puertas a quienes más lo necesitan
La Paróquia de Sant’Ana Gravatá, ubicada en el estado de Pernambuco, no solo es un espacio espiritual. Desde hace algunos años, se ha convertido en un verdadero refugio temporal para perros abandonados, muchos de ellos encontrados heridos o desnutridos por el propio sacerdote.
El padre João Paulo no solo se encarga de rescatarlos, sino también de cubrir sus gastos médicos, alimentarlos y cuidarlos con ayuda de su comunidad. Una vez recuperados, estos lomitos son presentados durante la misa dominical para que los feligreses los conozcan y se animen a adoptarlos.
Evangelio con patas: la misa más tierna del mundo
Durante sus celebraciones religiosas, es común ver a uno o más perritos caminando entre los bancos de madera, echados en el altar o incluso en los brazos del sacerdote. El objetivo es simple y amoroso: visibilizarlos y darles una nueva oportunidad.
Esta forma de predicar con el ejemplo ha generado una ola de apoyo en redes sociales. En cada publicación, el padre João Paulo muestra cómo con pequeñas acciones se puede transformar el destino de los más vulnerables. Él mismo ha dicho:
“Ellos vienen a la misa, reciben amor y a veces hasta se roban el show. Pero también se llevan algo más importante: una segunda oportunidad.”
El poder de la fe, el amor y la adopción
Gracias a este enfoque, más de 100 perritos han encontrado un hogar amoroso. La comunidad ha respondido con entusiasmo, y muchas personas que antes solo iban a misa ahora también se han convertido en adoptantes y defensores de los animales.
El ejemplo del padre João Paulo se ha viralizado no solo por lo enternecedor, sino por lo necesario: en un mundo donde el abandono animal sigue siendo una realidad dolorosa, acciones como esta nos recuerdan que la empatía también es una forma de orar.
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