Reflejos de la Política Por Claudia T. Witron 16/junio/2025
Han pasado solo unos meses desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca. Pero lo que ya deja tras de sí no es una promesa de grandeza, sino un legado de división, temor e imposición.
En esta serie —El Costo Humano del Poder— hemos documentado cómo la política migratoria se ha convertido en el vehículo principal para ejercer el poder desde el miedo. Desde Harvard hasta las calles de Los Ángeles, desde el campo agrícola hasta los tribunales republicanos, lo que estamos presenciando no es solo una estrategia política, es una guerra cultural y humanitaria.
¿Qué está dejando Trump?
Una generación de estudiantes perseguidos
Miles de jóvenes brillantes, becados, con proyectos científicos y sociales en marcha, han sido obligados a abandonar EE.UU., porque su origen pesa más que su talento.
Familias trabajadoras bajo amenaza
Los migrantes indocumentados —que sostienen sectores clave de la economía— están siendo perseguidos, silenciados y deportados con violencia, sin importar cuántos años lleven construyendo ese país.
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Ciudades enfrentadas al poder federal
Los gobiernos locales han tenido que tomar posturas morales ante las órdenes federales.
Las ciudades santuario no son un desafío al orden, sino una defensa a los derechos humanos básicos.
Una democracia cada vez más debilitada
El uso del poder presidencial como herramienta de castigo, la criminalización del disenso, y la censura de universidades, medios y gobiernos locales rompe el equilibrio constitucional que sostiene cualquier república.
¿Y qué significa esto para México y el mundo?
- Mayor tensión diplomática.
- Familias binacionales divididas.
- Remesas en riesgo.
- Imposibilidad de mantener acuerdos multilaterales estables.
- Pérdida de liderazgo ético en la región.
Estados Unidos ya no es el refugio ni la esperanza para millones, sino una frontera militarizada y un experimento autoritario en tiempo real.
¿Es esto sostenible?
No. Y lo saben.
Incluso dentro del Partido Republicano crecen las fisuras.
Los sectores empresariales, académicos y comunitarios ven con alarma cómo el país se convierte en una estructura vertical, centralista y revanchista.
El costo político llegará… pero el costo humano ya se está pagando.
Un imperio no se define por cuánto domina, sino por cómo trata a los más vulnerables.
Hoy, Estados Unidos está dejando una huella de poder basada en el castigo.
Pero como enseña la historia:
Todo poder que se ejerce sin compasión, se quiebra desde adentro.
Nosotros, desde este espacio de análisis, cerramos esta serie sabiendo que el daño ya está hecho…
pero que todavía hay tiempo para mirar de frente, asumir el costo humano, y comenzar a reparar antes de que la historia repita su sentencia.
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